No obstante, que la calidad del corcho sea más elevada que en campañas anteriores, no va a repercutir directamente en que el precio sea más elevado, debido a que la demanda sigue siendo baja. Así lo explicaba el presidente de la Asociación Agraria de Jóvenes Agricultores, Rafael Cordero.
De este sector dependen en gran medida los pequeños municipios de la Sierra de los Alcornocales y el oeste de la Serranía de Ronda, donde se concentra la mayor parte de estos árboles. Desde Jimera de Líbar y la zona del río Guadiaro, hasta Cortes o Jimena de la Frontera.
Y es que el 10% de los trabajadores del Valle del Genal, una de las principales zonas de producción de corcho, pertenece a este sector. Son trabajadores preparados, ya que para la obtención completa e íntegra del corcho se necesita conocer las técnicas y tener habilidad y destreza para que no se rompa ni se parta en el momento de la extracción. Por ello, las cuadrillas ya están formadas de años anteriores y, en multitud de casos, los conocimientos para obtener el corcho completo se transmiten de padres a hijos. Asimismo, este sector da cabida a todo tipo de trabajadores, corcheros, arrieros, taladores o cortadores, que realizan la recogida manualmente. Y es que la mecanización no ha llegado al este ámbito de trabajo, en el que las habilidades técnicas y manuales son fundamentales.
Este año, debido al aumento de las lluvias, el corcho está más húmedo, lo que facilita su extracción de los alcornoques. A diferencia del año pasado, cuando el producto se quedaba adherido al árbol y se rompía, esta campaña, que se prolongará hasta finales de agosto y principios de septiembre, promete una calidad y una cantidad de corcho mayor que la anterior.
El principal uso para este producto son los tapones de corcho de las botellas de vino. Por tanto, compite frente al plástico por este mercado. Para que el sector del corcho no se pierda, los corcheros, arrieros, taladores, cortadores… encargados de la recogida de esta materia han un llamamiento a los usuarios del vino para que consuman aquellas botellas cuyo tapón sea de corcho, ya que mantiene el olor y el sabor del vino mucho mejor al ser un producto natural.
De esta forma, la recogida del corcho avanza en estos meses de la época estival, con miras a una producción elevada que compense las dificultades de la temporada anterior. Se trata de un trabajo rudimentario y sacrificado, que se realiza a primeras horas de la mañana, para evitar que el calor seque el corcho y lo adhiera a los árboles, y que, como muchos de los oficios del campo, se transmiten de padres a hijos con las técnicas manuales que ya se utilizaban antaño.