El día 10 de noviembre de 1929 nace en Ronda José Villar García, un mes después del comienzo de la crisis económica mundial, que se prolongó durante toda la década. Vivía bajo la tutela de su abuela materna, Ana Amaya Jiménez, que residía en la calle La Naranja. Allí fue donde nació y de donde le viene el sobrenombre ‘La Naranja’.
Miguel Villar, ‘El Niño de la Naranja’, del que se dice cantaba y bailaba muy bien como su padre Diego Villar Gil, se dedicaba a amenizar las reuniones de amigos y aficionados en las tabernas donde se permitía el cante. Los lugares de reunión más frecuentes eran el bar ‘Los Cuatro Caminos’, el de Paco Avilés, o ‘El Cafelillo’, en el barrio de San Francisco, entre otros. Miguel Villar era conocedor de todos los estilos y le gustaba arrancarse por soleá, tampoco se les resistían los cantes camperos y los serranos. Ello demuestra su buen gusto para el flamenco. Con tan sólo diez años, actuó en el desaparecido Teatro Espinel ante numeroso público.
Según sus vivencias, nunca olvidó aquel momento; eran los nervios y el miedo los que rodearon su actuación ante tantos espectadores. Se encontraba mucho mejor cuando le subían al mostrador de la confitería Paco Harillo, situada al principio de la calle Sevilla, para cantar entre aficionados.
Con el tiempo aumentó el número de actuaciones y premios, llegando a grabar un disco para Alan Brown, quien se lo quiso llevar a EEUU, pero la España de aquella época no le dio el permiso necesario para el viaje. Años más tarde sí le darían el pasaporte para que emigrara a Francia, esfumándose lo que podría haber sido una magnífica carrera artística. Se casa con su novia de toda la vida, Joaquina, y con su estrenada familia se va a vivir a Francia desde donde anualmente viene a nuestra ciudad a pasar sus vacaciones y visitar a sus familiares y amigos.
El pasado fin de semana tuvo un afectuoso encuentro con el delegado municipal de Cultura, quien quiso dejar constancia de dicho momento para recordar a los conciudadanos una de las voces más claras que la ciudad vio nacer y que las circunstancias sociales no permitieron que el mundo disfrutara.